Desde la Secretaría de Política Sindical de UGT Madrid os hacemos llegar la resolución de la reunión que tuvo lugar el mes pasado en la que participaron todas las Federaciones Regionales y Uniones Comarcales en la área de Acción/Política Sindical de UGT Madrid.
Internet
y las nuevas tecnologías han impulsado modelos de
consumo alternativo en los últimos años. La relación entre
quien ofrece un producto y quien tiene una necesidad concreta está cambiando de
manera significativa.
Uno
de los modelos que más adeptos gana día tras día es la economía colaborativa, el cual se basa en prestar, alquilar, comprar o
vender productos o servicios en función de
necesidades específicas y no tanto en beneficios económicos. De
hecho, en este sistema es posible que el dinero no sea el único valor
de cambio para las transacciones.
El
concepto y la forma organizacional de la empresa han ido evolucionando a lo
largo de los años. En el pasado era algo más familiar. Los trabajadores eran
una parte esencial de ella y los beneficios del incremento en la producción
eran compartidos entre empleados y directivos. Esto cambió radicalmente. Se
pasó a maximizar el valor de las acciones y a recompensar muy fuertemente a los
altos directivos. Los trabajadores pasaron a ser considerados un centro de
costes que debe ser minimizado.
Desde
la Organización vemos necesario cambiar la forma de llamar a este tipo de
economía, que más allá de colaborativa, donde arroja una imagen de intercambio
y trueque con la referencia a la colaboración, creemos más acertado llamarla
“ECONOMÍA DIGITAL”
La
economía digital del siglo XXI, ha evolucionado. La empresa es una red en la
que los especialistas prevalecen sobre los empleados. Muchos de los recursos,
si no la mayoría, estarán externalizados. Minimizar gastos fijos internos y
maximizar los puntos de contacto externos es lo que prima.
Las nuevas
tecnologías
permiten reducir los costes de coordinación social y los de transacción
económica a través de plataformas digitales. En un futuro no muy lejano, la
mayoría de las
oportunidades para generar ingresos van a estar mediadas por plataformas digitales y el jefe pasará a
ser un algoritmo o un robot.
Este
tipo de consumo tiene una serie de beneficios
Son
muy diversas las ventajas de este modelo de economía para los negocios. Algunas
de las más destacables son:
- El
ahorro. La
mayoría de productos o servicios que se ofrecen a través de este
sistema tiene precios módicos o, incluso, simbólicos.
- Desarrollo
sostenible. La
economía colaborativa estimula el segundo uso de los productos.
Lo que alguien ya no necesita, puede tener un nuevo destinatario
en alguna red de contactos. Se aboga por un consumo moderado.
- Gestión
de recursos. Otro
principio de la economía colaborativa es que si a alguien sirve una cosa,
lo más probable es que a otra persona también. ¿Por qué no
compartirlo? El mejor ejemplo son los coches de carretera, que pueden
servir para llevar a varios pasajeros con destinos próximos.
- Mayor
oferta. Los
productos con un segundo uso y los servicios compartidos amplían la
oferta de los mercados tradicionales. Sin la economía
colaborativa, es posible que éstos nunca vieran la luz.
- Beneficio
medioambiental. La
reutilización y los servicios compartidos son una buena manera de
contribuir al cuidado y la sostenibilidad de los entornos.
- La inmediatez, la economía bajo demanda que se activa desde una app.
·
Un
cierto grado de estandarización y
calidad de servicio, gracias a normas internas de las plataformas y las
valoraciones por parte de los clientes.
·
Un precio muy
ajustado, que a todos nos parece bien.
Todas
estas ventajas hacen ver el papel relevante que aportan a la economía y empleo,
pero estos tipos de beneficios no
compensa lo que realmente esconde la falsa economía digital, la cual
amparada un vacío legal, parece ser que escampan a sus anchas, perjudicando las
relaciones laborales y a los trabajador@s, dando lugar a la precariedad
laboral, ya que empresas como Deliveroo, Glovo, JustEat o Ubereats ocultan
situaciones de precariedad en las condiciones de sus trabajadores.
Este
nuevo modelo de negocio está enfocado en hacer a los trabajadores y
trabajadores débiles mediante su individualización y mediante la exterminación
de la negociación colectiva.
Es
por ello que se hace necesario establecer un marco de regulación laboral donde
puedan coexistir estas plataformas sin
precarizar el empleo y sin que se cree una economía en B, donde el
fraude fiscal no tenga cabida, tal cual lo está haciendo ahora, y donde no se
puedan eludir impuestos. Y por supuesto que se apliquen los Convenios Sectoriales de la actividad donde
el trabajador/a preste servicio, donde se proteja y regule dentro de este nicho de empleo, los
derechos de los trabajador@s.
Como
se puede observar, la economía digital implica una serie de cambios,
grandes y pequeños, radicales y estéticos, en los valores predominantes
hasta la fecha. Asistimos desde ya a una adaptación en todos los frentes.
DESDE UGT VEMOS UNA SERIE DE SOLUCIONES PARA QUE LA ECONOMÍA
DIGITAL NO SIGNIFIQUE PRECARIEDAD.
·
En
primer lugar, y como hecho fundamental, estos trabajadores deben ser considerados como trabajadores por cuenta ajena, con todos los
derechos y obligaciones que ello conlleva.
·
Es
primordial que se apliquen los Convenios Sectoriales de la actividad donde
el trabajador/a preste servicio, para
hacer prevalecer y proteger los derechos de los trabajadores y trabajadoras.
·
Regular
los mecanismos para que los trabajadores/as tengan contacto entre ellos, en
aras de minimizar la desconexión con el resto de compañeros de trabajo. En un
negocio donde los trabajadores/as no se conocen entre sí, ni tienen trato
directo entre ellos, es muy complejo crear relaciones de confianza suficientes
para elegir representantes. Las dinámicas de estas empresas hacen difícil la
existencia de una representación unificada.
·
Que
se establezca un “salario digno” y
que todo aquel que lo solicite pueda trabajar al menos 20 horas semanales.
·
La flexibilidad introducida en el mercado laboral
por los portales vinculados a la economía digital está chocando
frontalmente contra el entramado jurídico-normativo aplicable al trabajo, por
lo que hay que regular un marco laboral.
·
No todas las plataformas digitales
son iguales hay que diferenciar estas plataformas
digitales por su propósito principal.
·
Conseguir
más plataformas digitales responsables que vayan más allá de las prácticas
capitalistas del siglo XX donde los trabajadores son un centro de coste a
minimizar.
·
Comprender
el futuro del trabajo en el siglo XXI, incluyendo la automatización y la
robotización, y cómo la tecnología puede ser una aliada y no una enemiga, y en
donde se dé la formación necesaria a
estos trabajadores y trabajadoras para tener acceso a ello.
·
IMPORTANTE:
colaboración entre organismos públicos y plataformas para facilitar procesos de
recaudación tributaria y de gestión de cotizaciones.
·
Definir un salario mínimo y un límite al número máximo de horas trabajadas
por día así como regular unas mínimas, que con el Convenio Sectorial de
aplicación se quedaría atado.
·
Velar porque no produzcan
discriminación de género, etnia, raza o edad
·
Cargo
de coberturas tales como un seguro de
accidentes y un plan de riesgos laborales.