Un nuevo contrato social para la
recuperación y la resiliencia
El 7 de octubre se celebra el 13º aniversario de la Jornada Mundial por
el Trabajo Decente. UGT de Madrid, junto a
cientos de sindicatos y millones de trabajadores y trabajadoras de todo el
mundo, volvemos a reivindicar, durante esta jornada, que el trabajo decente sea
una realidad.
Este
año es preciso volver a denunciar la precariedad que sufren miles de
trabajadores y trabajadoras, que además se ha visto aumentada por la situación
de emergencia sanitaria provocada por la pandemia de la Covid-19 y que ha
puesto de relieve las debilidades estructurales del Estado de bienestar en
España en general y en la Comunidad de Madrid en particular.
Buena parte de los servicios
esenciales que se han mantenido al frente durante el estado de alarma,
pertenecen a sectores que más van a sufrir las consecuencias de la crisis
sanitaria, y donde hay una mayor presencia femenina. Así sectores de la
economía como el comercio o la hostelería (con más del 50% de mujeres
empleadas) o las actividades inmobiliarias (con casi un 56%) han sufrido un
impacto elevado de la crisis sanitaria. En sectores relacionadas con el
servicio doméstico (con más de un 87% de mujeres empleadas), y otro tipo de
servicios (con más del 67% de mujeres) hablaríamos de un impacto medio-alto. Son
además sectores precarios y muy vulnerables a la destrucción de empleo en caso
de crisis.
Queremos poner en valor el trabajo muy poco valorado de muchos trabajadores y trabajadoras que, pese a tener condiciones de trabajo precarias, se han mostrado como esenciales para mantener nuestro modo de vida.
Covid-19. La enfermedad sí entiende de clases sociales
En nuestra Comunidad el regreso tras el verano está siendo muy difícil. Madrid hemos
sido y seguimos siendo el primer foco de la epidemia, con un mayor número de
contagios, de personas hospitalizadas y de fallecidas. Pero, además, estas
cifras no son homogéneas sino que tienen un marcado sesgo de clase. Los barrios
y municipios “obreros” son los que más están sufriendo en esta crisis.
La nefasta
gestión política del COVID-19 en la Comunidad de Madrid está desatando una crisis
sanitaria, económica, social y política que impacta con enorme intensidad sobre
las personas socioeconómicamente más precarias. Las personas que ya venían
padeciendo discriminaciones y desigualdades antes de la pandemia, ya fuera por
su nivel socioeconómico, su género, su procedencia (ser inmigrante) o por
pertenecer a otra etnia, etc., están siendo las grandes víctimas de esta
injusta e ineficaz gestión. Precisamente porque son las que sufren peores
condiciones de vida y por ello las más vulnerables, ante la enfermedad y ante
las consecuencias de la misma (desempleo, desprotección, riesgo de pobreza).
Las peores condiciones de vida de la clase trabajadora y las personas con
menos recursos socioeconómicos (residencial, laboral, uso del transporte
público,…) unida a la escasez de recursos sociosanitarios y servicios públicos,
está determinando una menor efectividad de medidas como el confinamiento en el
hogar o el distanciamiento social, al ser más difíciles de cumplir por parte de
estas personas. Ellas cuentan con menos posibilidades de teletrabajar, menos
posibilidades de acceder al lugar de trabajo en transporte privado, y menos
posibilidades de confinarse individualmente en el hogar minimizando el riesgo
para los convivientes. La propia pandemia, pero especialmente, la gestión política
de la misma (basada principalmente en el confinamiento individual y el
distanciamiento social) agrava estas desigualdades, de tal manera que, las
personas con perores condiciones de vida se ven más expuestas, en el trabajo y
en su vida cotidiana, enferman más y cuentan con menos recursos para frenar la
expansión de la pandemia.
El riesgo de pobreza y exclusión social (TASA AROPE)
es del 19% y se mantiene estable. A pesar de ser
la segunda Comunidad Autónoma con mayores ingresos por persona, resulta injusto
y contradictorio que el 4,5% de la población madrileña se encuentren en
situación de pobreza severa.
Blindar el Sistema Público de Salud: Un nuevo contrato
social.
Durante esta crisis
estamos aprendiendo y poniendo en valor aspectos muy importantes, el primero,
sin lugar a dudas, es la exigencia de blindar nuestro Sistema Público de Salud,
pero también que la salud es global, dentro y fuera del trabajo y que asegurar
la protección de la salud de las personas trabajadoras es clave para controlar
y contener el coronavirus Covid-19. Se ha hecho evidente que las condiciones en
que trabajamos condicionan no solo nuestra salud individual sino también la
colectiva, pero además se han puesto de manifiesto que ante retos importantes
de salud pública como el actual, es imprescindible incorporar la perspectiva de
la seguridad y la salud en el trabajo para abordarlos con mayor garantía, aunque
también somos conscientes que no será suficiente si no se adoptan medidas más intensas para evitar el contagio social y resolver la crisis sanitaria.
Con la pandemia del coronavirus, hemos asistido al drama de
las personas mayores que enferman y mueren sin poder ser atendidos en
condiciones y de sus familiares que no han podido verlos por la cuarentena y el
confinamiento; pero también, hemos visto, la impotencia y el agotamiento físico
y psicológico de las trabajadoras que han vivido sin duda los peores días de
sus vidas.
Reclamamos profundos cambios en la gestión de las residencias de mayores de la Comunidad de Madrid, con mejoras en las condiciones laborales de las y los trabajadores, más dotación de personal y material, y de este modo mejorar la calidad de la atención de las personas mayores en las residencias de la Comunidad de Madrid. Todo ello sin que se renuncie a la depuración de las responsabilidades por las muertes y los hechos acaecidos en estos centros.
La seguridad y la salud en el trabajo salvan vidas
Según la EPA del segundo trimestre de 2020, en la Comunidad de
Madrid la pandemia ha destruido 112.988 empleos y ha llevado a 71.515 personas
más al paro, sumando un total de 424.411 personas buscando empleo, de las que
el 58% son mujeres, los contratos indefinidos son sólo 2 de cada 10 y los
contratos a tiempo parcial 1 de cada 3. Además, más de 200.000 personas no
reciben ninguna ayuda económica mientras buscan empleo. No hay empleo decente si no hay empleo
suficiente y una protección adecuada a las personas que, queriendo trabajar, no
encuentran una ocupación.
Este año la
exigencia de un trabajo decente es si cabe más necesaria que nunca, resume las aspiraciones de las personas en su
vida laboral. Implica tener la oportunidad de acceder a un empleo digno, con un
salario justo, protección social para las familias y que permita tener mejores
perspectivas de desarrollo personal e integración social así como libertad para
organizarse y participar en las decisiones que afectan a sus vidas, igualdad de
oportunidades y de trato para todas las mujeres y hombres, pero también
seguridad en el lugar de trabajo y unas condiciones que protejan la salud y la
vida de la población trabajadora, especialmente en este año en el que el mundo
laboral se ha visto profundamente afectado por la pandemia de la Covid-19.Y es
precisamente en este último aspecto en el que UGT y CCOO de Madrid nos queremos centrar este
año, porque si algo nos ha enseñado esta pandemia es que la protección de la
salud y de la vida es nuestra prioridad más importante, dentro y fuera de los
centros de trabajo. Queremos denunciar como la precariedad instalada en nuestro
mercado laboral, además de ser una fuente de injusticia y desigualdad está pasando
una factura cruenta en términos de pérdida de salud y de muerte.
Son tiempos,
los que vivimos, donde nos despertamos con noticias de contagios,
hospitalizaciones y muertes de muchos ciudadanos y ciudadanas de nuestra
Comunidad, y que, a veces, tapan otros dramas como la muerte en el trabajo.
En lo que va
de año 43 personas han fallecido por accidente laboral en Madrid, el último un
trabajador de 46 años que falleció el viernes en las obras de construcción del
Hospital de Emergencias en Valdebebas, tras sufrir un traumatismo
craneoencefálico severo por una caída.
La pandemia
por la covid-19 está causando mucho sufrimiento en la clase trabajadora, pero es
necesario no bajar la guardia y seguir vigilando y controlando los riesgos
presentes en los lugares de trabajo para evitar accidentes y sobre todo evitar
muertes.
Hay que
asegurar un trabajo digno, decente y que no ponga en peligro la salud y la vida
de la población trabajadora, con menos precariedad y con más derechos, porque
la siniestralidad sigue estando ligada a unas deficientes condiciones de
trabajo.
Urge actuar
y hacerlo de forma firme y contundente. Porque hay que cambiar las reglas, un
cambio que permita recuperar derechos y entre ellos el derecho a la salud en el
trabajo:
·
Es el momento de
luchar colectivamente por el cumplimiento de la ley de prevención y de la
normativa sanitaria, de señalar y denunciar a las empresas que no las cumplen.
·
Es el momento de
recuperar la centralidad de la negociación colectiva en las relaciones
laborales.
·
Es el momento de exigir a los poderes públicos un
compromiso de garantizar dicho cumplimiento, extremando el control y actuando
con mayor contundencia, potenciando el papel de la Inspección de Trabajo y de
la Fiscalía de Siniestralidad para perseguir los delitos contra la salud y la
vida, pero también de la Salud Pública y de la Atención Primaria.
·
Es el momento de
derogar la reforma laboral y restituir los derechos arrebatados a trabajadores
y trabajadoras y volver a la senda del empleo de calidad.
Desde UGT
vamos a seguir trabajando para afrontar esta crisis sanitaria haciendo lo que
mejor sabemos: defender a la clase trabajadora denunciando donde sea preciso y
exigiendo el cumplimiento de la normativa preventiva y sanitaria. Contamos con un equipo irremplazable para
llevar a cabo esta tarea, como son los miles de delegados y delegadas de
prevención y los comités de seguridad y salud que trabajan cada día en los
centros de trabajo para garantizar unas condiciones de trabajo, de seguridad y
salud adecuadas para sus compañeros y compañeras.
Un nuevo modelo Productivo para la recuperación y la resiliencia.
O nos
adaptamos o seguiremos viviendo tiempos de dificultades, sobre todo para las
personas más vulnerables.
Sólo tenemos un planeta. La Unión
Europea ya apuesta por un Plan de recuperación y resiliencia, con inversiones
en acción climática y digitalización y en la Comunidad de Madrid es más
necesario que nunca hacerlo con una perspectiva de equidad, para que nadie se
quede atrás.
UGT exige un Plan de Reconstrucción para Madrid en
el contexto de un amplio acuerdo social y político.
Hay que reconstruir Madrid, sobre nuevas bases, garantizando
la protección de las personas y el desarrollo de sectores de actividad que
permitan un empleo suficiente en número y en calidad, sostenible y que preste a
la sociedad madrileña aquello que necesita (industria autónoma, servicios
públicos, cuidados, etc.)
Sólo así,
luchando, reivindicando, denunciando y también negociando conseguiremos que el
trabajo sea decente y contribuiremos a conseguir una sociedad más justa,
equitativa e inclusiva. Basada en el respeto de los derechos de la clase
trabajadora, de la igualdad entre hombres y mujeres y de la protección de la
salud de todas y todos.
Defendamos
un trabajo decente, porque no es posible tener una sociedad decente si el
trabajo no es digno, y el trabajo no puede ser digno si nos lleva a la muerte.